Juan Fernando González G.
Todos hemos sentido alguna vez un dolor producido por un golpe. La explicación de lo que sucede es sencilla: los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo (capilares) resienten estos impactos y dan lugar a la formación de los famosos “moretones”.
Para este tipo de lesiones o molestias, la Homeopatía cuenta con un aliado muy poderoso. Se trata de la Árnica montana, una planta originaria de Europa Central que se encuentra en forma abundante en los prados y bosques de coníferas más o menos húmedos (cedros, cipreses y abetos, por ejemplo).
Algunos datos históricos señalan que los escaladores de montaña solían masticar los arbustos frescos de árnica para aliviar los dolores musculares; también la fumaban para combatir problemas respiratorios, sobre todo la bronquitis y la tos, aunque en ocasiones esta aplicación era contradictoria debido a que las mucosas se irritaban. Gracias a los atributos mencionados, es que esta planta fue bautizada como “tabaco de montaña”.
Algunos documentos certifican que la clase campesina del siglo XVI utilizaba con suma frecuencia el árnica para tratar los dolores musculares y los magullones. Ahora se sabe, sin lugar a dudas, que esta especie de la flora tiene poderes analgésicos (elimina el dolor), antisépticos (previene infecciones), antiinflamatorios, antifúngicos (combate los hongos) y antihistamínicos (reacciones alérgicas). Por si fuera poco, este remedio homeopático ayuda en la cicatrización de las heridas.
Desde el consultorio
El doctor Alberto Sacristán Rubio, médico homeópata y especialista en Nutrición y Dietética por la Universidad de Barcelona, explica que hay que poner especial atención en los dolores musculares que surgen mientras se desarrolla una actividad deportiva, ya sea un entrenamiento o una competición. “Es importante señalar que el medicamento Árnica montana, tomado previamente al ejercicio y tras éste, ayuda considerablemente a tener una menor sensación de dolor muscular, por ejemplo, en el contexto de una maratón”.
El Dr. Sacristán Rubio, experto en Actividad Física por la Universidad Autónoma de Madrid, señala: “He de decir que yo siempre recurría al árnica si había golpe; si no, no la prescribía. Tenía que ver al paciente con su moretón y que me indicara que se había caído, que se había torcido el tobillo o algún incidente similar. Pero claro, si uno estudia un poco de fisiología, puede ver que con las actividades deportivas, o al menos con muchas de ellas, como por ejemplo la carrera, el ciclismo o el entrenamiento con pesas, se produce un daño muscular como consecuencia del ejercicio.
“Ese tejido muscular va a regenerarse para recuperar su funcionalidad y conforme este proceso avanza, se puede conseguir realizar ese mismo ejercicio con un daño muscular progresivamente menor. Aquí es donde la planta de árnica puede brindar grandes beneficios, pues al modular el proceso favorece esa regeneración muscular”, apunta.
En apoyo a la ciencia
Numerosos grupos de estudio en todo el mundo se han dado a la tarea de enfrentar la crisis de salud pública que representa la presencia de bacterias, células cancerosas y plagas resistentes a antibióticos. En el caso de México, destacan las investigaciones de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes trabajan para desarrollar plaguicidas y agentes de quimioterapia “sustentables” a los que se les ha denominado “xenobióticos”.
Se trata de encontrar una herramienta para que los antibióticos y plaguicidas no produzcan resistencia, o al menos no lo hagan con tanta rapidez, lo que haría que su utilidad sea más prolongada y funcional, afirma Francisco Javier Espinosa García, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (UNAM), campus Morelia.
En la búsqueda de sustancias que inhiban la resistencia a xenobióticos, descubrieron que el árnica mexicana produce los llamados cadalenos, que inhiben la resistencia a insecticidas y disminuye el mecanismo de resistencia de células cancerosas.
¿Ya lo sabía?
Referencias
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