Por: Juan Fernando González García
Primero que nada, creemos que es conveniente entender qué es la Homeopatía y en qué tipos de enfermedades nos puede beneficiar. Esta medicina trata a los enfermos de acuerdo con los síntomas que presentan de acuerdo con la Ley de Similitud, que puede considerarse el principio fundamental del método clínico terapéutico que configuró el célebre médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843).
La Homeopatía, entonces, responde al postulado que dice “lo semejante se cura con lo semejante”, lo cual debe interpretarse de la siguiente manera: toda sustancia que sea capaz de producir algunos síntomas determinados en un individuo sano, también es capaz de curarlos en una persona enferma.
Para que este precepto sea mejor comprendido pongamos un ejemplo: si una persona se salpica un brazo con una gota de aceite hirviente, lo primero en lo que pensamos es en colocar agua fría sobre la zona dañada para disminuir el dolor. Efectivamente, la molestia desaparecerá en un primer momento, pero después aumentará y generará las conocidas y dolorosas ampollas.
Si, por el contrario, aplicamos el principio de similitud homeopático, tendríamos que sumergir en agua caliente la región afectada, en este caso el brazo. Lo lógico es que, al principio, el dolor aumente, pero unos cuantos segundos después vendrá la disminución de las molestias y las ampollas.
¿La Homeopatía nos puede intoxicar?
Los principios activos de muchos de los medicamentos homeopáticos poseen una capacidad tóxica, pero este riesgo se cancela al momento en que las materias primas que los componen se diluyen y agitan en numerosas ocasiones. De esta forma, la concentración que se utiliza para la fabricación de un medicamento es extremadamente pequeña (dosis infinitesimales) y no es posible que intoxique al paciente.
¿Y los efectos secundarios?
Es habitual que se diga que la Homeopatía no provoca efectos indeseables. En realidad, es posible que el enfermo sienta algún malestar, o incluso la aparición de un nuevo síntoma, si es que existe un exceso en la dosis o en la frecuencia en la que ingerimos el medicamento. A veces, sin embargo, de manera completamente natural, el paciente experimentará lo que se conoce como agravación del, o de los síntomas, lo que será, en realidad, el preámbulo de la curación.
Un ejemplo claro es el siguiente: una persona con una infección respiratoria podrá tomar un medicamento homeopático y sentir, después de unos minutos, que tiene fiebre o que el lagrimeo o el escurrimiento nasal que padecía se incrementa. Al paso de poco tiempo, dicha “agravación” desaparecerá para dar paso a la tranquilidad y bienestar de la persona enferma.
La Homeopatía es lenta
Mucha gente cree que la Homeopatía puede equilibrar nuestro organismo en unas cuantas horas, sin hacer la distinción entre una enfermedad aguda y una crónica. Si hablamos de una gripe, un dolor de cabeza, un malestar estomacal o un dolor específico ─ producto de un trauma o accidente─ es muy frecuente que los malestares cedan poco tiempo después de ingerir la medicación homeopática.
Sin embargo, si la persona que recurre a la Homeopatía padece una o varias enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o problemas articulares, por mencionar algunas, será imposible que dicha condición se transforme en pocos días. En estos casos, y dependiendo en mucho de la disciplina del paciente para seguir el tratamiento que le haya prescrito el médico homeópata, la mejoría será efectiva y notoria al paso de unas semanas.
Abra la boca y diga guau
Desde hace mucho, quizá simultáneamente con la aplicación en humanos, es que se utiliza la Homeopatía en animales ─sobre todo en mascotas de compañía─, con muy buenos resultados. Son pocos los veterinarios homeópatas en el mundo, pero cada vez es más frecuente que intervengan en la ganadería y en el ámbito de los caballos pura sangre, por ejemplo. Sobra decir que los medicamentos homeopáticos son muy eficaces y generan un estado de bienestar integral en estos seres, los cuales, muchas ocasiones, forman parte de nuestra familia.
Referencias
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